EMOCIONES ( Myriam E. Muñoz Polit)
Todas las emociones
son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción
automática con los que nos ha dotado la evolución. La misma raíz etimológica de
la palabra emoción proviene del verbo latino movere (que significa «moverse»)
más el prefijo «e-», significando algo así como «movimiento hacia» y
sugiriendo, de ese modo, que en toda emoción hay implícita una tendencia a la
acción.
Es la reacción más
primaria y espontánea ante lo que ocurre en el entorno. Genéticamente venimos
equipados con ellas, es la reacción psicológica más elemental que busca la
supervivencia por encima de todo. En este sentido compartimos las mismas
emociones con los demás mamíferos de este planeta.
Basta con observar a los niños o a los
animales para darnos cuenta de que las emociones conducen a la acción; es sólo
en el mundo «civilizado» de los adultos en donde nos encontramos con esa
extraña anomalía del reino animal en la que las emociones —los impulsos básicos
que nos incitan a actuar— parecen hallarse divorciadas de las reacciones.
Las emociones son
estructuras funcionales netamente diferenciadas, dan información sobre el
estado de la relación organismo-entorno.
‡ La emoción es una reacción espontánea
del organismo, por lo mismo es amoral.
No podemos dejar de
sentir lo que sentimos, ni de necesitar lo que necesitamos. Lo que si podemos
hacer es ejercer nuestra libertad en la elección de lo que queremos hacer con
ello. ‡
Es también la evaluación de la situación por
parte del organismo, que sirve de fundamento para los mecanismos básicos de la
regulación de la vida, y que está fundamentalmente al servicio de la
supervivencia.
Las características más importantes de la emoción
son:
1. Precede al
sentimiento y depende de las sensaciones y las percepciones.
2. Es la parte del
sentir del proceso emocional, que se hace pública en acciones o movimientos y
se pueden ver en conductas específicas de tipo no verbal.
3. Suele ser intensa
pero corta en duración.
4. Es el resultado de
la evaluación de la situación por parte del organismo.
5. Está al servicio
de la supervivencia.
6. Cada una de las emociones primarias tiene
un objetivo específico de supervivencia.
Las
emociones básicas son:
Emociones Objetivo de superviviencia
Miedo: Protección
Enojo: Vinculación
Tristeza: Retiro hacia si mismo
Alegría: Defensa
Afecto: Vivificación
La distinta impronta
biológica propia de cada emoción evidencia que cada una de ellas desempeña un
papel único en nuestro repertorio emocional. La aparición de nuevos métodos
para profundizar en el estudio del cuerpo y del cerebro confirma cada vez con
mayor detalle la forma en que cada emoción predispone al cuerpo a un tipo
diferente de respuesta, tienen como
propósito que la persona busque sobrevivir en un ambiente que puede ser más o
menos hostil y no ponga en riesgo la vida.
El enojo
aumenta el flujo sanguíneo a las manos, haciendo más fácil empuñar un arma o
golpear a un enemigo; también aumenta el ritmo cardiaco y la tasa de hormonas
que, como la adrenalina, generan la cantidad de energía necesaria para acometer
acciones vigorosas, emerge cuando tenemos que defendernos de la invasión “de
afuera”, implica un ir contra pero el ataque es una estrategia de defensa.
En el caso del miedo, la sangre se retira del rostro
(lo que explica la palidez y la sensación de «quedarse frío») y fluye a la
musculatura esquelética larga —como las piernas, por ejemplo- favoreciendo así
la huida. Al mismo tiempo, el cuerpo parece paralizarse, aunque sólo sea un
instante, para calibrar, tal vez, si el hecho de ocultarse pudiera ser una
respuesta más adecuada. Las conexiones nerviosas de los centros emocionales del
cerebro desencadenan también una respuesta hormonal que pone al cuerpo en
estado de alerta general, sumiéndolo en la inquietud y predisponiéndolo para la
acción, mientras la atención se fija en la amenaza inmediata con el fin de
evaluar la respuesta más apropiada. El miedo surge cuando necesitamos
protegernos de algo que nos parece amenazante y la reacción más inmediata es la
de huir de ese algo.
Uno de los
principales cambios biológicos producidos por la felicidad/alegría consiste en el aumento en la actividad de un
centro cerebral que se encarga de inhibir los sentimientos negativos y de
aquietar los estados que generan preocupación, al mismo tiempo que aumenta el
caudal de energía disponible. En este caso no hay un cambio fisiológico
especial salvo, quizás, una sensación de tranquilidad que hace que el cuerpo se
recupere más rápidamente de la excitación biológica provocada por las emociones
perturbadoras. Esta condición proporciona al cuerpo un reposo, un entusiasmo y
una disponibilidad para afrontar cualquier tarea que se esté llevando a cabo y
fomentar también, de este modo, la consecución de una amplia variedad de
objetivos. La alegría aparece cuando estamos en proceso de satisfacer alguna
necesidad y cuando ésta ha quedado satisfecha, nos hace sentirnos vitales,
energéticos, cargados de endorfinas.
El amor,
los sentimientos de ternura y la satisfacción sexual activan el sistema
nervioso parasimpático (el opuesto fisiológico de la respuesta de
«lucha-o-huida» propia del miedo y de la ira). La pauta de reacción
parasimpática —ligada a la «respuesta de relajación»— engloba un amplio
conjunto de reacciones que implican a todo el cuerpo y que dan lugar a un
estado de calma y satisfacción que favorece la convivencia. El afecto a nivel
emocional surge cuando existe la percepción de que ciertas cosas en el ambiente
nos van a dar lo que necesitamos; la primera reacción es ir hacia, sentirnos
atraídos.
El arqueo de las cejas que aparece en los
momentos de sorpresa aumenta el
campo visual y permite que penetre más luz en la retina, lo cual nos
proporciona más información sobre el acontecimiento inesperado, facilitando así
el descubrimiento de lo que realmente ocurre y permitiendo elaborar, en
consecuencia, el plan de acción más adecuado.
El gesto que expresa desagrado parece ser universal y
transmite el mensaje de que algo resulta literal o metafóricamente repulsivo
para el gusto o para el olfato.
La expresión facial de disgusto —ladeando el labio superior y frunciendo ligeramente la
nariz— sugiere, como observaba Darwin, un intento primordial de cerrar las
fosas nasales para evitar un olor nauseabundo o para expulsar un alimento
tóxico.
La principal función
de la tristeza consiste en ayudarnos
a asimilar una pérdida irreparable (como la muerte de un ser querido o un gran
desengaño).
Aparece cuando un
aspecto en el entorno no ha resultado como deseábamos, nos desilusiona y
preferimos alejarnos retirándonos hacia nosotros mismos.
La tristeza provoca la disminución de la
energía y del entusiasmo por las actividades vitales —especialmente las
diversiones y los placeres— y, cuanto más se profundiza y se acerca a la
depresión, más se enlentece el metabolismo corporal. Este encierro
introspectivo nos brinda así la oportunidad de llorar una pérdida o una
esperanza frustrada, sopesar sus consecuencias y planificar, cuando la energía
retorna, un nuevo comienzo. Esta disminución de la energía debe haber mantenido
tristes y apesadumbrados a los primitivos seres humanos en las proximidades de
su hábitat, donde más seguros se encontraban.
Estas
predisposiciones biológicas a la acción son modeladas posteriormente por
nuestras experiencias vitales y por el medio cultural en que nos ha tocado
vivir. La pérdida de un ser querido por ejemplo, provoca universalmente
tristeza y aflicción, pero la forma en que expresamos esa aflicción -el tipo de
emociones que expresamos o que guardamos en la intimidad— es moldeada por
nuestra cultura, como también lo es, por ejemplo, el tipo concreto de personas
que entran en la categoría de «seres queridos» y que, por tanto, deben ser
llorados.
El largo período
evolutivo durante el cual fueron moldeándose estas respuestas fue, sin duda, el
más crudo que ha experimentado la especie humana desde la aurora de la historia.
Fue un tiempo en el que muy pocos niños lograban sobrevivir a la infancia, un
tiempo en el que menos adultos todavía llegaban a cumplir los treinta años, un
tiempo en el que los depredadores podían atacar en cualquier momento, un
tiempo, en suma, en el que la supervivencia o la muerte por inanición dependían
del umbral impuesto por la alternancia entre sequías e inundaciones.
Con la invención de
la agricultura, no obstante, las probabilidades de supervivencia aumentaron
radicalmente aun en las sociedades humanas más rudimentarias.
En los últimos diez
mil años, estos avances se han consolidado y difundido por todo el mundo al
mismo tiempo que las brutales presiones que pesaban sobre la especie humana han
disminuido considerablemente.
Estas mismas presiones
son las que terminaron convirtiendo a nuestras respuestas emocionales en un
eficaz instrumento de supervivencia pero, en la medida en que han ido
desapareciendo, nuestro repertorio emocional ha ido quedando obsoleto. Si bien,
en un pasado remoto, un ataque de rabia podía suponer la diferencia entre la
vida y la muerte, la facilidad con la que, hoy en día, un niño de trece años
puede acceder a una amplia gama de armas de fuego ha terminado convirtiendo a
la rabia en una reacción frecuentemente desastrosa.
Las emociones se
pueden convertir en los cinco sentimientos básicos y sus distintos derivados.
SENTIMIENTOS
Es la elaboración y
representación cognitiva de cualquiera de las siguientes experiencias: la
sensación, la emoción, las percepciones, los recuerdos y los pensamientos. Los
sentimientos son una elaboración humana que se ha hecho para facilitar el
descubrimiento de necesidades psicológicas y necesidades de trascendencia.
Promueven el desarrollo, implican un proceso más sofisticado que la emoción.
Siempre estamos
sintiendo pero no siempre el sentimiento hace “figura”, es decir, puede
permanecer en el “fondo” de nuestra percepción por largos períodos.
Las características
más importantes del sentimiento son:
1. Ocurre
posteriormente a las sensaciones y a la emoción.
2. Es la parte del sentir del proceso
emocional que se hace privada.
3. Contribuye a la
regulación de la vida, está más al servicio del desarrollo que de la
supervivencia.
4. Es una elaboración
más compleja, de tipo cognitivo, con la cuál significamos la experiencia
emocional.
5. Suele ser poco intensa pero de una duración
mayor que la emoción.
Diferencias
entre Emoción y Sentimiento
Emoción
Sentimiento
Precede al
sentimiento Es posterior a la emoción
Puede ser observada
por otros No es fácil ser observado
Intensa Menos intenso
De corta
duración De
mas larga duración
Resultado de
la evaluación Implica una
elaboración y
organísmica de la situación representación cognitiva
Fundamentalmente al
servicio Al servicio del desarrollo
de la supervivencia
Cuando hay una
elaboración cognitiva de la experiencia emocional surgen los sentimientos;
siguiendo la lógica de lo que hemos explicado hasta el momento, las cinco
emociones se convertirán en los cinco sentimientos básicos al haber una
significación cognitiva de las mismas. Pero sabemos que en nuestro lenguaje
usamos mucho más que esas cinco palabras para nombrar nuestros sentimientos,
por lo que podemos clasificarlos de la siguiente manera:
Clasificación
de los sentimientos
Una primera
clasificación tiene que ver con los resultados al experimentarlos, entonces hay
dos grandes tipos de sentimientos: los de desarrollo y los de deterioro.
Los
sentimientos de desarrollo tienen
las siguientes características:
·
‡ Favorecen el desarrollo del potencial
humano
·
‡ Son constructivos.
·
‡ Impulsan hacia la corriente del
fluido vital.
·
‡ Mantienen un equilibrio entre las
tendencias hacia la novedad y hacia
la seguridad.
Por otro lado
los sentimientos de deterioro se
caracterizan por:
·
‡ Van en detrimento de la estima y
valoración de la persona
·
‡ Son el producto de experiencias
traumáticas
·
‡ Promueven involución
·
‡ Entorpecen y bloquean el fluido vital
·
‡ En ellos se expresa una polarización
entre la tendencia hacia la
novedad y hacia la seguridad
·
‡ Lanzan a experiencias muy riesgosas o
muy paralizantes
‡
SENTIMIENTOS
DE DESARROLLO:
Miedo: alarma- alteración- angustia
existencial- asombro- confusión- desorientación- duda- inquietud- miedo-
preocupación- recelo- reserva- temor- vacilación- vulnerabilidad-
Afecto: aceptación- acompañamiento-
admiración- afecto- agradecimiento- amabilidad- amor- apoyo- aprobación-
armonía- atracción- benevolencia- bondad- cercanía- compasión- comprensión-
compromiso- condescendencia- cuidado- dignidad- empatía- estima- fervor-
generosidad- honestidad- paciencia- pertenencia- respeto- simpatía-
solidaridad- ternura- tolerancia- unidad- valoración-
Tristeza: aflicción- arrepentimiento- congoja-
decepción- desencanto- nostalgia- tristeza
Enojo: agravio- agresión- alteración-
disgusto- enfado- enojo- fastidio- frustración- furia- inconformidad- molestia
Alegría: alegría- armonía- contento- dicha-
encanto- entusiasmo- esperanza- exaltación- felicidad- gozo- jubilo- optimismo-
paz- plenitud- serenidad- sosiego- tranquilidad- unidad-
SENTIMIENTOS
DE DETERIORO
Miedo:
angustia
disfuncional- desconfianza- desprotección- desvalimiento- espanto- fragilidad-
inseguridad- pánico- pavor- persecución
Afecto:
dependencia-
desconsideración- sumisión- vergüenza
Tristeza:
abandono-
abatimiento- amargura- ausencia- depresión- desaliento- desamparo-
desconfianza- desconsideración- desconsuelo- desdicha- desilusión-
desmotivación- desolación- desvalimiento- desventura- devaluación- engaño-
enjuiciamiento- incapacidad- incomprensión- incongruencia- inferioridad-
injusticia- inseguridad- insuficiencia- melancolía- resignación
Enojo:
abuso-
cólera- hastío- hostilidad- humillación- impaciencia- impotencia- injusticia- intolerancia-
ira- lastima- menosprecio- odio- omnipotencia- rechazo- rencor- resentimiento-
venganza
Alegría:
euforia-
frenesí
En ambas listas hemos
puesto los sentimientos que provienen del miedo y que son una forma más
elaborada del mismo, e igualmente hemos hecho con los otros sentimientos. Es
interesante observar que los sentimientos que tienen que ver con el afecto y la
alegría son los que promueven más el desarrollo; en contraposición los que
generan más deterioro tienen que ver con un mal manejo de la tristeza y el
enojo.
En general, podemos
afirmar que un sentimiento será de deterioro cuando la reacción sea exagerada
con respecto al evento en donde se produjo. Pero esto no ocurre de manera
gratuita, generalmente cuando un sentimiento se exagera es porque existe algún
otro que se está intentando no sentir; tendemos a exagerar los sentimientos que
nos resultan más fáciles y a disminuir aquellos que, por nuestra historia y
experiencia pasada, han sido mal vistos o amenazantes de cierto modo. Podemos
entonces, hacer una nueva clasificación de los sentimientos de acuerdo con su
expresión, proporcionada o desproporcionada al estímulo en donde surgió.
Sentimientos
Exagerados
Se manifiestan
desproporcionados al estímulo que los provocó y aparecen con una frecuencia muy
constante sin mucha relación con las circunstancias. Normalmente son aquellos
que nos son fáciles de sentir y expresar.
Sentimientos
disminuidos
Son aquellos que
preferimos sentir menos frecuente e intensamente. Son poco sentidos y en
circunstancias donde corresponderían casi nunca aparecen; se sienten poco o
nada y se evaden permanentemente, debido a que por nuestra historia nos parecen
amenazantes o impropios. Aparecen de forma velada en reacciones
desproporcionadas de otros sentimientos o como somatización.
Sentimientos
proporcionados
Se sienten con libertad y su expresión es
proporcional al estímulo que los generó, van de acuerdo con la percepción que
tiene la persona de las circunstancias. Los sentimientos exagerados son
comúnmente de deterioro, al igual que los disminuidos, mientras que los
proporcionados estarán en la lista de sentimientos de desarrollo.
No hay formas mejores
o peores de expresar las emociones; factores como el temperamento, la cultura y
el medio ambiente, van propiciando o limitando su expresión; lo fundamental es
sentir plenamente lo que ocurre a nivel
de sensación, emoción y sentimiento, la expresión es un asunto secundario e
idiosincrático.
Lo peor que podemos hacer es negar
lo que sentimos y lo que necesitamos, tarde o temprano pagamos, a nivel físico
y psicológico, las consecuencias; tampoco es deseable una vida invadida por una
emocionalidad descontrolada, pues ésta también es producto de negación y
represión.
No puede haber
comportamiento ético si la emoción se bloquea, ésta nos permite tener noción de
la existencia del otro; la emoción nos da pistas, a veces muy certeras, de lo
que ocurre en relación con el entorno, de lo que realmente queremos a nivel
total de nuestro ser. Intentar disminuir o quitar la emoción es condenarnos a
perder nuestra humanidad.
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