Somos nuestros
propios biólogos: tu cerebro libera los químicos en la sangre, la sangre es el
medio de cultivo que alimenta las células, si cambias la composición de tu
sangre, cambias el destino de tus células (este fue un experimento que hizo
como biólogo hace 40 años).
Cierra los ojos y
mira a alguien que amas, cuando ves a alguien que amas, liberas oxytocina,
dopamina (químico de placer y para unir), vasopresina, hormona del crecimiento,
si tomo estos químicos del amor y los pongo en un platillo de cultivo, mis
células crecen hermosas.
Pero, si cierras los
ojos y ves algo que te asusta, sientes miedo, y ahora el cerebro segrega otros
químicos, cortisol, norepinafrina, citosina, histamina, si pongo estos químicos
en el plato de cultivo, hacen que mis células paren de crecer, cuando sientes
amor, tienes salud y cuando sientes miedo, paras el crecimiento del sistema y
ahí es cuando te empiezas a enfermar, la diferencia entre crecimiento y
protección y el miedo, es la química.
Esa química viene de la interpretación, de tu percepción, lo que ves es
lo que cambia la química, lo que interpretas y te dices de lo que ves.
Los descubrimientos
de B. Lipton (biólogo celular norteamericano- La biología de la creencia),
indican que la mente controla las funciones del cuerpo,, y esto implica que
nuestro cuerpo puede ser modificado en a medida en que cambiamos nuestra forma de pensar. Nuestras creencias interactúan con la
afinidad de probabilidades del universo cuántico, y estas afectan las células
en nuestro cuerpo, contribuyendo a la expresión de diferentes potenciales
genéticos.
Ese mecanismo
funciona así: existen proteínas que están a ambos lados de la membrana celular,
las proteínas de la superficie externa de la célula, son receptivas a las
fuerzas externas, incluso a los cambios bioquímicos en el cuerpo (producto de
los diferentes tipos de pensamientos y emociones). Estos receptores externos
afectan, a su vez, las proteínas internas de la célula alterando su estructura
molecular.
Los dos tipos de
receptores funcionan como un enrejado
que se puede contraer y expandir. El grado de expansión, determina el tamaño y
la forma de las moléculas (llamadas proteínas emisoras), que pueden pasar a
través de dicho enrejado. El complejo receptor-emisor por sí mismo actúa como
un interruptor molecular aceptando las señales del ambiente celular que
desenvuelven el ADN (Ácido desoxirribonucleico), desactivando la funda de
proteínas que lo cubren.
B. Lipton descubrió
algo revolucionarios y es que el ADN no
es quien controla la biología de las células, sino la funda de las proteínas
que lo cubre, además es la responsable del encendido y apagado o apagado de los
genes. Esta funda depende más de las señales del medio ambiente, que se dan
afuera y adentro de la membrana celular, que de la información genética en sí
misma.
La evolución ha
suministrado muchos mecanismos de supervivencia. Estos pueden dividirse en dos
grandes categorías funcionales: crecimiento (desarrollo), y protección.
Estos mecanismos son
comportamientos fundamentales necesarios
para la supervivencia de cualquier organismo.
El crecimiento es de
vital importancia, incluso aunque seas un adulto, cada día miles de millones de
células de tu cuerpo se deteriora y necesita ser reemplazas. Por ej. el revestimiento celular del estómago se renueva cada 72 hs., a fin de mantener esa
continua renovación celular, tu cuerpo necesita consumir una considerable cantidad de
energía todos los días.
Al igual que las
células, los seres humanos inhiben inevitablemente su crecimiento cuando
cambian a modo de protección. Si estas huyendo de un tigre, no es bueno
desperdiciar energía en crecer, sino que guardas esa energía para sobrevivir,
para la reacción lucha / huida. La redistribución de las reservas de energía
para incrementar la respuesta de protección, tiene como consecuencia ineludible
una disminución del crecimiento.
Además de distribuir
la energía con el objetivo de sustentar los tejidos y los órganos
necesarios para la respuesta de protección,
hay una razón adicional para inhibir el crecimiento: los procesos de
crecimiento requieren de un intercambio libre de información entre el organismo
y el medio, por ej. se comen alimentos y se excretan productos de deshecho. Sin
embargo, la protección requiere del cierre completo del sistema, un muro que
aleje al organismo de la supuesta
amenaza.
La inhibición del proceso de crecimiento,
también resulta debilitante, ya que el crecimiento es un proceso, que no solo
consume energía, sino que es necesario para producir energía. Como
consecuencia, una respuesta de protección mantenida inhibe la producción de
energía necesaria para la vida, cuanto más tiempo se mantenga el modo de
protección, mas se reducirá el crecimiento.
Puedes sobrevivir a
la tensión que provoca cualquier amenaza, pero la inhibición crónica del
crecimiento compromete en forma grave tu vitalidad. Hay que tener en cuenta que
para experimentar a fondo la vitalidad, se necesita algo más que eliminar el
estrés de la vida.
Es una sucesión
constante de crecimiento y de
protección, eliminar el estrés solo se colocaría en un punto neutral.
Para prosperar de
verdad, no solo hay que eliminar los agentes estresantes, sino que debemos
buscar de modo activo la alegría, el amor y llenar nuestra vida de estímulos
que desencadenan los procesos de crecimiento.
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