Abrazar, amar
y honrar nuestra vida sólo significa estar presentes y sentir con toda nuestra
conciencia cualquier sentimiento que experimentemos en un determinado instante.
Estar presente
no significa detener la mente, sino observarla y, desde ese lugar de
contemplación y presencia, abrazar nuestra vida tal cual es y hacernos sus
aliados, no sus adversarios.
La vida está
siendo creada momento a momento y está siendo apoyada por el universo en su
totalidad. No podría ser de otra manera.
Las ideas de
lo que debería ser nuestra vida surgen de esa identidad artificial que llamamos
auto-imagen, que utiliza a nuestra mente para generar una nueva fantasía tras otra,
que son los obstáculos para abrazar lo que realmente está pasando.
Aliarse al
universo, del que indudablemente somos parte, y fluir en la incesante creación
de aquello que llamamos nuestra vida constituye un acto poderoso y
profundamente sabio.
Cuando nuestro
centro de gravedad energético está
alineado con el flujo de la vida, podemos sentir amor, poder y libertad. Y
somos entonces como una gota de agua que celebra ser parte del océano.
Podemos vivir
nuestra vida a gran velocidad, saltando de experiencia en experiencia. Pero
¿qué pasaría si nos detuviéramos a vivir las experiencias, sintiéndolas a fondo
y honrando cada cosa que nos sucede? ¿Qué pasaría si, en vez de gastar energía
tratando de realizar nuestros planes, predicciones o grandes ideas, aceptáramos
que, en realidad, esos planes y esas ideas son parte del mismo universo que se
re-crea a través de nosotros?
Si pudiéramos
aceptar esto como un hecho, nos invadiría una gran tranquilidad, porque nos
daríamos cuenta de que lo que tenga que ser será, y lo que deba ser hecho se
hará, a través de nosotros.
A través de
generaciones, en virtud del proceso de programación y de condicionamiento
individual, hemos aprendido a creer que, si nosotros no hacemos que suceda algo,
ese algo no va a suceder. Pienso que eso es como regar el jardín cuando llueve.
La actitud
interna de fluir con la vida requiere un gran poder creativo. Aliarse a los
movimientos del universo tal como se manifiesta en lo que llamamos nuestra vida
implica permitir que ocurran poderosos cambios, cambios que ya están ahí,
esperando que se les permita ocurrir, de acuerdo con otro plan que puede no ser
comprendido por nuestra mente condicionada.
En su libro
The Power of Now, ‘El poder del ahora’, Eckhart Tolle recomienda qué hacer
cuando en nuestra vida sucede algo que nos molesta o incomoda. Sostiene que, cuando
estamos en paz con nosotros mismos, fluyendo con la vida, siempre tenemos tres
opciones que podemos ejercer que no implican sufrimiento. Sin embargo, lo más habitual
es que elijamos una cuarta y es, precisamente, sufrir.
Esas tres
opciones son:
1. Cambiar lo
que no me gusta o pedir por lo que quiero, estando dispuesto a recibir un “no”
y a negociar si es necesario. Significa, pues, usar todos los medios posibles
para cambiar la situación. Si tengo frío, me abrigo. Si tengo hambre, como. Si
no tengo comida, la busco o la pido. Si estoy enfermo, busco la manera de
mejorarme, etcétera. Si se trata de algo que me molesta en una relación con
alguien, utilizo comunicación consciente, es decir que hablo de manera honesta,
expresando cómo me siento y cuáles son mis necesidades. Hago todos los requerimientos
necesarios, sabiendo que me pueden decir no a todo lo que pido, pero también
que me pueden decir sí.
Implemento
todos los cambios necesarios, en el convencimiento de que, si son posibles,
significa que el universo los está apoyando. En otras palabras, el universo
está creando los cambios a través de mí.
Ahora bien, si
hago todo lo posible y aun así me es imposible cambiar la situación, entonces
tengo dos opciones más, siempre estando en paz conmigo mismo…
2. Aceptar
total y profundamente lo que está sucediendo y estar en paz con ello, sin
culpar a nadie ni quejarme de nada. Esto no es resignarse ni tolerar, ni
capitular, lo que implicaría generar contracciones emocionales de tristeza,
resentimiento, culpa o miedo. Cuando aceptamos la vida y nos aliamos a ella,
encontramos la manera de disfrutarla tal como es.
Aceptar, ceder
y entregarse después de haber tratado de hacer todos los cambios posibles –o
incluso mientras aún los estamos intentando– nos provee de muchísima energía y
nos hace más creativos.
En virtud de
la ley de atracción, atraemos a nuestra vida energías similares a la nuestra.
Esta actitud puede brindar muchísima paz interna y fuerza en casos de
enfermedades crónicas o terminales, discapacidades físicas sin remedio, la
muerte de un ser cercano, tragedias o accidentes. Además, aumenta las
posibilidades de nuestro cuerpo de curarse a sí mismo, puesto que no estará gastando
fuerza vital en dolor imaginario.
Incontables
son los ejemplos de personas que han mejorado de manera sorprendente su calidad
de vida, simplemente al encontrar paz interior y al haberse aliado a la vida,
en lugar de resistirla.
Pero, aun si
no puedo cambiar lo que no me gusta y me es imposible aceptar. Alejarme de la
situación es la tercera opción que puedo tomar experimentando paz interna.
Lo importante
es tener claro que no vamos a negociar nuestro estado de paz interior a ningún
precio. Sin embargo, hacerlo no es tan fácil como decirlo.
El obstáculo
principal estamos programados para ser víctimas, para quejarnos y sufrir, y
ésta es la cuarta opción, la que casi siempre elegimos.
Lo vemos todo
el tiempo y lo hemos visto mientras crecíamos. Vimos a nuestras familias, a
nuestros maestros y a muchos otros sufrir y no disfrutar de sus vidas, y nos convencimos
de que eso es natural y normal. “La vida es sufrimiento”, dicen, y todos
estamos de acuerdo, lo creemos y lo transformamos en una verdad.
Sólo puede ser
natural y normal en tanto y en cuanto seamos inconscientes de quiénes somos y
de qué somos en verdad. Cuando creemos que somos lo que no somos, vivimos la
vida desde la mentira. Y, cuando nos
mentimos, la consecuencia natural es el sufrimiento.
Cuando
ignoramos que podemos elegir y ejecutamos siempre la misma opción, la de ser
víctimas, es casi imposible vivir en paz con nosotros mismos. En otras
palabras, sin saberlo estamos eligiendo quejarnos y estar ansiosos o preocupados.
Estamos optando por juntar resentimiento, por acusar y culpar a los demás,
optando por mentir y es esconder, y usando muchas otras estrategias para no
tomar responsabilidad por nuestras vidas.
EJERCICIO
Área:...........................................................................
1.¿Hay algo
que puedo cambiar al respecto? Sí No
2. Puedo cambiar..............................................................
3. ¿Estoy
dispuesto a hacer el cambio? Sí No
4. ¿Puedo
aceptarlo? Sí No
5. ¿Estoy
dispuesto a aceptarlo? Sí No
6. ¿Elijo
removerme de esa situación? Sí No
7. ¿Estoy
dispuesto a hacerlo? Sí No
Una
sugerencia: hazlo primero con algo fácil
CMR (Liberacion de la memoria Celular)
No hay comentarios:
Publicar un comentario