CUANDO TÚ CAMBIAS....
EL MUNDO CAMBIA ANTE TU MIRADA

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· . ¿Quieres un cambio en tu vida y no sabes por dónde empezar?

- ¿Te pasa que a pesar de haber hecho terapias, cursos, etc., te sientes estancado?

-¿Sientes que las situaciones te superan?

- ¿Te sientes cansado, estresado, sobrecargado, y no sabes cómo gestionar tus emociones?

- ¿Estás cansado de no poder ser tú mismo, de no saber poner límites?

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- ¿Tus miedos te limitan/paralizan a la hora de concretar tus proyectos?

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sábado, 9 de diciembre de 2023

Transformar el dolor

 


Cuando uno empieza a saber cómo transformar el dolor, lo que era un “estorbo” empieza a convertirse en un regalo.

El dolor físico, la tristeza, el enojo y el temor se transforman en oportunidades de sanarnos y acceder a nuestro potencial verdadero. Esto nos da la posibilidad de despertar a un concepto más profundo de nuestro ser interno, el cual, paradójicamente quizás, necesitaba no estar del todo sano o no ser feliz para emerger con toda su elocuencia.

Para transformar el dolor necesitamos sentir el momento la incomodidad presente en nosotros. Eso se consigue sumergiéndose en ella, en lugar de luchar para alejarla. Tenemos que zambullirnos hacia el centro de la incomodidad con toda nuestra presencia y toda nuestra atención, sin analizar, sin interpretar de dónde viene, por qué viene o cuál es la razón de su existencia. (A esto se le llama: liberación del cuerpo de dolor).

Los resultados individuales de este proceso son sorprendentes, se trata de una práctica muy sencilla y fácil de llevar a cabo.


El cuerpo del dolor abarca todo lo que en nosotros se siente incómodo o doloroso física, mental o emocionalmente. Si un estímulo pequeño (un comentario, una mirada o un recuerdo) provoca en nosotros una reacción desmesurada, es señal de que el cuerpo del dolor se ha activado.

Algo “te saca de las casillas” y te conduce a un lugar de pánico, rabia o profunda e inexplicable tristeza.


En el siguiente ejercicio haremos un esbozo parcial del cuerpo del dolor:


Ejercicio

Haz una lista de las personas o cosas que “te sacan de las casillas” en diferentes áreas de tu vida.

Para cada uno de estos disparadores, responde las siguientes preguntas:

§ ¿Qué pensamientos aparecen cuando imagino esta situación?

§ ¿Qué sensaciones corporales tengo? Puedes tomar un trozo de papel y lápices de colores o marcadores y dibujar una silueta humana para representar esas sensaciones tan bien como puedas.


Ahora, responde estas preguntas:

§ Si las sensaciones tuvieran un color, ¿cuál sería?

§ Y si tuvieran peso, ¿cuán pesadas o livianas serían?

§ ¿Son frías o calientes?

§ ¿En qué parte de tu cuerpo las localizas?

§ ¿Qué otras características presentan?



¿Cómo transformar el dolor en alegría y paz?

A medida que crecemos y nos convertimos en adultos civilizados, tendemos a olvidar que debemos darle tiempo a nuestro sistema orgánico para que procese el dolor y la incomodidad de manera natural.

Cuando llegamos a la adultez nos hemos convertido en maestros en el arte de resistir el dolor o erradicarlo y, sobre todo, nos hemos olvidado de cómo transformarlo.

Si queremos recuperar el campo de energía vivo, amoroso y fresco que teníamos cuando éramos criaturas, debemos desaprender lo aprendido, desandar lo andado y establecer nuevos hábitos y nuevos modos de tratar con el dolor.


Ejercicio

§ Siente el dolor físico o la incomodidad emocional que está presente en ti en este instante. Permítelo con todo tu ser.

§ Escucha la conversación interna que está teniendo lugar. Cuando los pensamientos sobrevengan, permítelos. Observa el hábito que tiene la mente de tratar de evitar la incomodidad analizando o tejiendo una historia. Pon tu atención en el cuerpo y en sus sensaciones. Permanece con las sensaciones y los sentimientos tal cual son.

§ Observa en qué parte del cuerpo está la sensación. Permítele al cuerpo procesar esas energías, mientras tú atestiguas el proceso. Observa lo que el cuerpo hace (cualquier sensación interna o sentimiento, cualesquiera pensamientos asociados con el asunto, etc.), sin tratar de controlar nada.

§ El cuerpo del dolor suele tener varias capas profundas y gruesas de fuerza de vida contraída. Quizás experimentes oleadas de sentimientos y/o sensaciones intensos, que alternan con intervalos de calma y relajación.

§ Permite ese efecto de péndulo tantas veces como lo necesites. Podrás pasar de la incomodidad al placer. Confía en la natural inteligencia de tu cuerpo. Tú no eres ninguno de los extremos del péndulo, sino el punto muerto que permite que el péndulo sea. Tú eres lo que atestigua.

§ Todo lo anterior puede llevar de un par de minutos a media hora, o más.

§ Después de entrar en el cuerpo del dolor, procúrate un tiempo a solas para integrar la experiencia que has tenido. Puedes recostarte por un rato, en la cama o en el piso, y luego escribir en tu cuaderno de notas.



La transformación de las contracciones energéticas que llamamos dolor requiere atención y presencia.

Cuando prestamos atención a aquello que sentimos incómodo o doloroso, podemos volvernos más conscientes de las sensaciones y los sentimientos, así como de los patrones de pensamiento y las creencias que los alimentan. Entonces podremos empezar a descubrirlos.

Este proceso es extraordinariamente simple, aunque al principio puede resultarnos dificultoso, en parte por falta de ejercitación pero, sobre todo, por toda una vida de entrenamiento en juzgar, resistir y luchar con lo incómodo o doloroso. La creación del cuerpo del dolor pudo habernos llevado toda la vida, pero la transformación de esas contracciones puede producirse en un solo instante.

La vida, ese breve intervalo que media entre el nacimiento y la muerte, puede ser transitado casi por completo en el estado de ensueño y fantasía que crea la mente racional, mientras un mundo maravilloso cambia a cada instante a nuestro alrededor, aun cuando estemos distraídos repasando el pasado o tratando de predecir el futuro. Sin embargo, como la nave a la deriva se beneficia de la luz del faro, podemos experimentar en nuestro cuerpo sensaciones muy intensas si nos sacudimos, aunque sea temporalmente, el sueño en el que estamos sumergidos y salimos al encuentro del poderoso “ahora”.


Cuando experimentamos dolor físico o emocional y dirigimos nuestra atención hacia la zona de nuestro cuerpo que se activa, nos “traemos” a nosotros mismos al momento presente. Es así como el dolor nos devuelve a la vida, que siempre ocurre ahora, en este preciso instante.




¿Acaso deberíamos crear más dolor para liberarnos del sufrimiento?

No. Hay más que suficiente dolor a nuestro alrededor y en nuestras vidas. No es necesario crear todavía un poco más. 
El dolor es como un reloj despertador que suena más fuerte cuanto más queremos ignorarlo. Y, si lo silenciamos usando una de las tantas estrategias que conocemos, un tiempo después todo volverá a comenzar, y probablemente con más énfasis. 
Lo que resistes persiste y, de hecho, se intensifica.

El dolor puede ser nuestro despertador espiritual: ¡Despierta, ya! Es tiempo de levantarse y vivir una vida real!

A veces un intenso y profundo dolor puede ser un regalo y liberarnos de una vez por todas del sufrimiento.

Místicos y maestros de todas las épocas han reflexionado acerca del poder transformador del dolor, enseñando que tanto el dolor físico como el dolor emocional, pueden ser excelentes oportunidades de ponernos en contacto con lo que está vivo en nosotros y de experimentar lo que somos, al abrirnos a aquello que está más allá del cuerpo.



Ejercicio

§ Presta atención a lo que está vivo en ti y en tu cuerpo. Sin tratar de corregir ni cambiar nada, nota cualquier sensación.

§ Repara en la postura, nota si hay áreas de tensión o relajación. Reconoce si hay alguna incomodidad. Sé curioso, pon tu atención en ella y siéntela realmente. 

Ahora, pon algo de esa atención en lo siguiente:

§ ¿Qué o quién en ti está realmente experimentando lo que está siendo experimentado?

§ Sin perder la conexión con las sensaciones del cuerpo, concéntrate en esa experiencia sin cambiarla. En otras palabras, sé la experiencia de este momento. Así abordado, el cuerpo puede ser un portal hacia la realidad.

Lamentablemente, muchas enseñanzas espirituales ignoran o niegan el cuerpo, en lugar de abrazar la vida que allí se desarrolla. Y, la lucha acarrea resistencia, y esta arrastra más y más sufrimiento, haciéndolo perdurable.

El dolor es una señal de alerta acerca de un fenómeno más profundo. Tenemos que escuchar lo que tiene para decir y enseñarnos.




ACOMPAÑAMIENTO EN PROCESOS TERAPÉUTICOS

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Juana María Martínez Camacho

Terapeuta Transpersonal
Terapeuta Acompañante en Bioneuroemoción
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
(Cellular Memory Release)
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
Formación Internacional en Psiconeuroinmunoendocrinología
(IPPNIM)
Yoga Terapéutico Integral
Especialista en técnicas de reducción del estrés (Mindfulness- Meditación-
Coherencia Cardíaca- Relajación Guiada, Visualización, Concentración, Contemplación)
Terapias Naturales Holísticas (Quiromasaje, Reiki, Reflexoterapia, Osteopatía
Craneosacral y Visceral, entre otras…)

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martes, 5 de diciembre de 2023

La Memoria en las células


La mayor parte de los desequilibrios físicos y psicológicos que experimentamos, se originan por los pensamientos inconscientes y sentimientos que no hemos expresado, que luego dan lugar a contracciones energéticas, que producen dolencias, perturbaciones.

Conectándonos con el cuerpo y permitiéndonos sentir, podemos ir trascendiendo las distintas capas de dolor, transformándolas en bienestar y paz, que es nuestra resonancia original, a este proceso se le llama Liberación de la memoria celular o CMR (Luis Diaz)

- Todo en el universo es información y energía, mas densa (lo que denominamos sólido), o mas sutil.

Como dice la física cuántica, todo objeto creado es una madeja energética conformada en gran parte por espacio vacío y por partículas cuyo estado no se puede determinar, ya que están entrando y saliendo continuamente del estado de existencia.

Todos nacemos con una resonancia de gozo, amor y libertad, a lo que se le llama cuerpo de luz, no tenemos nada que esconder ni de qué avergonzarnos. Pero esta resonancia es muy maleable a los estímulos del exterior, del ambiente en el que nos criamos, de las experiencias por las que vamos pasando…

Ya desde que el bebe está en el vientre, experimenta lo que siente la madre, por que está en el campo energético de ella, aquí se comienzan a improntar los primeros patrones emocionales y comportamientos, que luego desarrollará al crecer.

Al nacer, el bebe sufre la primera separación, espera seguir recibiendo la protección, calidez, seguridad del vientre de la mama, pero no es así, de todas maneras, sigue permeable a recibir y confía en que todo estará bien, aunque es evidente que nunca va a ser como cuando estaba en el vientre materno.

A través de la experiencia de separación vivida a diario, el bebé “aprende” que ser permeable y abierto, ser vulnerable, es doloroso, y que es mejor “cerrarse” para protegerse, tiene que pretender que no siente lo que siente o aun que siente lo que no siente. O sea que deja de ser auténtico y comienza a actuar y se convierte en un niño que empieza a decir sí cuando quiere decir no, y no cuando quiere decir si. Sin darse cuenta, comienza a construirse una máscara que se hace más espesa y densa con el correr de los años. Es así como el cuerpo de luz expandido y confiado comienza a contraerse. Y esas contracciones conforman un campo energético denominado cuerpo de dolor, que se siente incómodo y doloroso.

Los seres humanos, generalmente, buscamos sentirnos felices, amorosos, creativos, libres, en paz. Queremos relaciones íntimas deliciosas, donde crecer juntos y dar y recibir en forma incondicional. En realidad, sin darnos cuenta, estamos tratando de revivir nuestras primeras experiencias intrauterinas de amor y placer incondicionales que son nuestro derecho, por el mero hecho de haber sido creados. Y a pesar de que ése es nuestro derecho tenemos un miedo muy profundo a ser vulnerables... Porque cuando hemos sido inocentes y confiados, hemos sufrido mucho, y a pesar de que la máscara no se siente confortable y no me deja ser quien soy en realidad, me sirvo de ella para protegerme de un dolor tan profundo como aquél.

Pero ocurre que el no ser auténticos nos genera un profundo sentimiento de autotraición que causa el dolor físico, emocional y espiritual que sentimos. Ese dolor se experimenta como una contracción energética en nuestro campo electromagnético, que conforma el cuerpo del dolor





¿Qué es la memoria celular?

Las memorias no sólo son almacenadas en el cerebro, sino también en la red psicosomática que se extiende por todo el cuerpo, a lo largo de las conexiones entre los órganos y hasta la superficie de nuestra piel. - Candace Pert

En cada célula, está grabada toda nuestra historia genética, nuestra historia individual, y las memorias de las experiencias del alma; de las experiencias de nuestros antepasados; de la información proveniente de la cultura en que nos educamos.

En la memoria celular están almacenados todos los patrones conscientes e inconscientes de las conductas improductivas que no nos permiten están plenos y en paz con nosotros mismos.

Las heridas dolorosas del pasado no sanadas, limitan ahora nuestra vida, nuestra libertad y pueden producirnos enfermedades.

Puntos importantes:

§ Todo nuestro ser es como un holograma inteligente, integrado e individual.

§ Estamos diseñados por info-energia (luz y sonido-según la física cuántica) Y Cada punto del holograma celular contiene la información completa del todo, por lo que el cuerpo podrá curarse si también son curados la mente y el espíritu. Para que haya una transformación, debe trabajarse de manera integrada.

§ En esencia, todas las células son lo mismo, luego es que se especializan en diferentes funciones.

§ La mayor parte de nuestro funcionamiento es inconsciente (del 95% al 98%), como si de un iceberg se tratara, donde la parte consciente se corresponde con la parte que se ve, y la inconsciente con la oculta, esta es la que nos hace vivir lo que vivimos sin darnos cuenta (ahí están los programas que nos hacen funcionar).

§ El dar y recibir amor es la base de la salud para nuestras células, hemos sido diseñados para nutrirnos y vivir desde el amor incondicional.



Esta es la dinámica celular:

En el cerebro, el hipotálamo se encarga de sintetizar las proteínas, denominadas neuropéptidos, estas son liberadas en el torrente sanguíneo cada vez que un estado emocional se dispara.

Cada estado emocional produce una especie diferente de neuropéptidos; éstos viajan rápidamente por el torrente sanguíneo hasta encontrarse con las células que tienen los receptores adecuados para ellos. Nuestras células tienen cierta cantidad de receptores disponibles para ciertos neuropéptidos. Por ejemplo, si una persona suele vivir con frecuencia estados de tristeza, sus receptores celulares estarán inundados por estos péptidos, no pudiendo estar disponibles para recibir los neuropéptidos originados por estados de alegría…. Nos tornamos adictos a los estados emocionales…

Al estar las células bombardeadas a diario y de manera inconsciente por las emociones generadas por patrones de pensamiento y creencias que producen contracciones (enojo, miedo, tristeza, culpa, vergüenza, etc.), habrá cada vez menor cantidad de receptores disponibles para las funciones de asimilación, nutrición, limpieza y curación.

Literalmente, el amor es lo que da a las células su fuerza vital; la ausencia de amor resulta un drenaje para nuestra vitalidad y nuestra salud.

§ Las células están naciendo, creciendo y muriendo constantemente, reflejando a la perfección cómo funciona el universo: cambiando sin pausa, transformando y re-generando. De manera que podemos fluir con los cambios que el universo pone en nuestra vida o, por el contrario, resistirlos. Lo que se resiste, persiste y contrae las células.

La actitud de aceptación produce paz interna y externa, produce un profundo efecto de sanación, afectando profundamente a las células, que enseguida actualizan la información contenida en todos los archivos físicos, mentales, emocionales y espirituales. Entonces, toda aquella información que resulta inútil o innecesaria es removida de la memoria celular, para ser reemplazada por nuevas formas de ser y de accionar

§ Las células regulan la intensidad del proceso de transformación, en ellas reside una infinita inteligencia que sabe cómo digerir y transformar todo lo que te sucede cuando no hay resonancias contractivas.

§ Toda la memoria está en el campo energético y la fuerza vital proveerá a las células de la información necesaria mientras exista la bio-computadora humana.

§ La energía se expresa en el organismo en dos polaridades, yin y yan, en todo lo positivo hay algo de negativo, y en todo lo negativo algo de positivo. Los «archivos» que contienen la carga positiva son el resultado de todas las percepciones, creencias y decisiones que nos han ayudado y apoyado en la vida hasta el momento actual, estos archivos, crean una auto-imagen fuerte: «Soy una persona sana.», «Yo puedo.», «Yo confío en mí.».

«Los archivos que contienen la carga negativa son el resultado de creencias y decisiones desde las cuales nace una auto-imagen débil para nosotros mismos y para los demás: «Nadie me ama», «No puedo decir mi verdad», «No puedo confiar en nadie». «Soy un/a fracasado/a».


Te acompaño en el proceso

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Juana María Martínez Camacho

Terapeuta Transpersonal
Terapeuta Acompañante en Bioneuroemoción
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
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Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
Formación Internacional en Psiconeuroinmunoendocrinología
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Yoga Terapéutico Integral
Especialista en técnicas de reducción del estrés (Mindfulness- Meditación-
        Coherencia Cardíaca- Relajación Guiada, Visualización, Concentración, Contemplación)
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