CUANDO TÚ CAMBIAS....
EL MUNDO CAMBIA ANTE TU MIRADA
PROCESO CMR
· . ¿Quieres un cambio en tu vida y no sabes por dónde empezar?
- ¿Te pasa que a pesar de haber hecho terapias, cursos, etc., te sientes estancado?
-¿Sientes que las situaciones te superan?
- ¿Te sientes cansado, estresado, sobrecargado, y no sabes cómo gestionar tus emociones?
- ¿Estás cansado de no poder ser tú mismo, de no saber poner límites?
- ¿Sientes que no te entienden, que no te valoran? Tus relaciones son conflictivas?
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Puedo ayudarte
TE ACOMPAÑO A LIBERAR TUS LIMITACIONES MEDIANTE HERRAMIENTAS SENCILLAS Y EFECTIVAS, PARA QUE PUEDAS VIVIR PLENAMENTE
domingo, 26 de marzo de 2017
sábado, 4 de marzo de 2017
Enfermedad y Transformación Consciente

Cuando la oruga ha
comido lo suficiente, busca un lugar seguro, teje un capullo y se encierra en
él. Luego muda su piel externa y segrega una cubierta más fuerte y gruesa,
permanece en este estado de crisálida sin comer, sin excretar, sin moverse, y
en ese capullo ocurre un proceso de transformación por el cual muere la mayor
parte del cuerpo viejo de la oruga.
Se liberan unas enzimas que digieren el
tejido de la oruga, o sea que se digiere a sí misma, pero no todo el tejido es
destruido, quedan algunos grupos de células que hasta ese momento estaban
“dormidas” y que ahora comienzan a crecer de nuevo supervisando la construcción
del nuevo cuerpo con los jugos digestivos del viejo cuerpo de la larva. Unas
células serán el ala, otras formarán las patas, antenas, y demás órganos de la
mariposa adulta.
Emergerá una criatura nueva, que ya no tendrá que arrastrarse
para comer, ahora la mariposa con sus hermosas alas puede experimentar la vida
de una manera que la oruga “nunca hubiera podido imaginar”, y todo gracias a la
muerte de la criatura anterior.
Esto podemos
compararlo a la vida misma, refleja hasta qué punto la vida es un proceso de
transformación en el que todos los acontecimientos fluyen de forma permanente y
de cómo cada cosa que nos sucede tiene un significado, un porqué, aunque no
logremos verlo.
Esto lo confirma
nuestro propio cuerpo, en el que cada cierto tiempo se regeneran sus células
hasta el punto de que cada siete años todo el organismo es prácticamente nuevo.
Vemos como cambian con los años nuestro carácter, nuestras formas de pensar o
nuestras actitudes.
Pero hay un aspecto
que nos cuesta mucho más modificar: las creencias. Y es que por lo general, las
creencias están tan profundamente
arraigadas en nosotros, que cuando alguien
las pone en entredicho, se produce casi siempre una fuerte resistencia. Esta
resistencia es una de las mayores dificultades del ser humano para crecer
interiormente.

Y es que no somos
conscientes de la tremenda programación a la que hemos sido sometidos desde que
nacimos, primero por nuestros padres y familiares cercanos, luego por los
maestros en la escuela, el ambiente y la sociedad en la que hemos vivido. De
tal manera que las respuestas que damos ahora, como seres adultos, están
condicionadas por todo esa carga de creencias impuestas.
Estas creencias están
tan arraigadas, que condicionan nuestra visión de las cosas, nuestros gustos,
nuestras percepciones emocionales y psicológicas, y, en suma, nuestra
personalidad. Sin embargo, es sólo confrontando nuestras creencias con otras,
replanteándonos lo que siempre hemos creído, como podemos avanzar, como podemos
percibir otras realidades, como podemos evolucionar y crecer como personas.
Única forma de poder realizar una transformación consciente. Esta transformación
supone poder elegir en todos los ámbitos, por nosotros mismos, saliéndonos del
condicionamiento, de las creencias.
Y ahí encontramos la
mayor dificultad, porque "creer" es asumir como ciertas las
informaciones recibidas por distintas vías sobre un tema para, inmediatamente,
convertirse en verdades, sin cuestionarlas.
Con lo cual, las
creencias, en general, están exentas de lógica y suelen asentarse en el
inconsciente colectivo hasta que son sustituidas por otras con mayor carga
racional. De manera que conforman una especie de programas o esquemas mentales
a través de las cuales discurren nuestros pensamientos y vemos la realidad.
Por eso cuando cambiamos el esquema mental, es decir, cuando modificamos "los programas", cambia inmediatamente la realidad de la persona. Algo de mucha importancia en el ámbito de la salud. Porque hoy se sabe que si en vez de creer que sufrimos procesos degenerativos, creemos que nuestro cuerpo se renueva a cada instante, que hay una inteligencia innata que se ocupa de mantener la vida, que nuestras células llevan impresa la orden de supervivencia, estaremos dando a nuestro cuerpo un mensaje de equilibrio y salud.
Y, sobre todo, no habrá en nuestro interior miedo, la emoción más nociva de todas porque influye en esa orden de supervivencia inscrita a nivel genético.
Por eso cuando cambiamos el esquema mental, es decir, cuando modificamos "los programas", cambia inmediatamente la realidad de la persona. Algo de mucha importancia en el ámbito de la salud. Porque hoy se sabe que si en vez de creer que sufrimos procesos degenerativos, creemos que nuestro cuerpo se renueva a cada instante, que hay una inteligencia innata que se ocupa de mantener la vida, que nuestras células llevan impresa la orden de supervivencia, estaremos dando a nuestro cuerpo un mensaje de equilibrio y salud.
Y, sobre todo, no habrá en nuestro interior miedo, la emoción más nociva de todas porque influye en esa orden de supervivencia inscrita a nivel genético.
De ahí que ser
conscientes de nuestros procesos físicos, emocionales y mentales redunde de
inmediato en una mejoría de la salud. Así lo demostraron, entre otros, los
experimentos de laboratorio realizados por el Dr. Deepak Chopra en la Facultad
de Medicina de la Universidad de Boston y en la Asociación de Medicina
Ayurvédica de Lancaster, Massachusetts, según los cuales todas las funciones
supuestamente involuntarias -regidas por el inconsciente- del cuerpo, como el
latido del corazón, la respiración, la digestión, la temperatura corporal, las
secreciones hormonales, etc., pueden ser también reguladas conscientemente
mediante la biorrealimentación, un proceso de toma de consciencia muy sencillo
basado en técnicas de meditación.

Algo comprensible si
tenemos en cuenta que si la energía mental coordina el orden electromagnético
de la energía vital y ésta a su vez mantiene el orden a nivel celular, cuanta
más coherencia haya en la emisión de pensamientos mayor será el aporte
energético que recibirá nuestro cuerpo físico, lo cual beneficiará mucho
nuestra salud.
Por el contrario, la
inconsciencia puede provocar un caos o desorden energético que a la larga
terminará produciendo deterioros corporales. En cambio, una vida de
participación consciente los previene. Es decir, si prestamos atención a los
procesos corporales en lugar de dejar que funcionen de forma automática se
producirá en ellos una mejora sustancial.
Mediante ejercicios
de respiración consciente comienzan a los pocos minutos a sincronizarse las
ondas cerebrales, se aquieta el ritmo cardiaco y se equilibra la presión
arterial.
Por otra parte,
sabemos que nuestros sistemas más importantes son el endocrino, el inmunológico
y el nervioso ya que son los principales controladores de nuestro cuerpo. Pues
bien, las células inmunitarias y las glándulas endocrinas tienen los mismos
receptores de señales cerebrales que las neuronas; es decir, son como una
prolongación de nuestro cerebro que circula por todo el cuerpo.
Lo que ha llevado a los científicos a plantearse que la consciencia ha de existir en realidad en todas las células de nuestro organismo. De hecho, está comprobado que los estados de aflicción mental se convierten en procesos bioquímicos que crean enfermedades pero también es verdad que un estado de felicidad, alegría, ilusión u optimismo es capaz de producir automáticamente las sustancias necesarias naturales para contrarrestar la enfermedad.
Lo que ha llevado a los científicos a plantearse que la consciencia ha de existir en realidad en todas las células de nuestro organismo. De hecho, está comprobado que los estados de aflicción mental se convierten en procesos bioquímicos que crean enfermedades pero también es verdad que un estado de felicidad, alegría, ilusión u optimismo es capaz de producir automáticamente las sustancias necesarias naturales para contrarrestar la enfermedad.
A fin de cuentas, la
entropía -es decir, la tendencia que tienen los sistemas complejos a
desorganizarse- sólo tiene lugar -en lo que al ser humano se refiere al menos-
en el mundo físico. No ocurre así en el plano mental -no hablamos del cerebro,
que es un órgano físico- ya que está en un nivel vibratorio superior y no sigue
esa tendencia. De ahí que pueda volver a poner en orden el caos
electromagnético que produce toda enfermedad.

Ampliando nuestra
conciencia
Es preciso entender
que el aprendizaje del ser humano no se completa en una determinada etapa sino
que es algo consustancial y no termina nunca.
En consecuencia, sólo estamos limitados por nuestro grado de
consciencia, lo que implica que en la medida en que ampliemos ésta se ampliarán
también nuestros propios límites.
Y es que es el
desconocimiento de nosotros mismos lo que nos hace víctimas de la enfermedad,
del envejecimiento y de la muerte. Por eso es tan importante revisar de manera
constante todas las creencias que hemos ido acumulando a lo largo de la vida ya
que a lo mejor descubrimos que pueden ser sustituidas por otras más acordes con
nosotros, con la vida y con la realidad. Algo a lo que podemos acceder hoy
merced a los nuevos descubrimientos de la ciencia en todos los ámbitos.
Sabemos que nuestra
mente es un arma de doble filo y que tanto puede destruirnos como curarnos.
Sólo depende de cómo adiestremos o condicionemos nuestros pensamientos para
crear patrones mentales destructivos o constructivos. Además, de la actitud con
la que afrontemos nuestros problemas de salud dependerá que ello redunde en un beneficio
para nuestro crecimiento como seres en evolución o que la experiencia se limite
a formar parte del sufrimiento de la inconsciencia.
miércoles, 1 de marzo de 2017
Abrazar lo que Es
Abrazar, amar
y honrar nuestra vida sólo significa estar presentes y sentir con toda nuestra
conciencia cualquier sentimiento que experimentemos en un determinado instante.
Estar presente
no significa detener la mente, sino observarla y, desde ese lugar de
contemplación y presencia, abrazar nuestra vida tal cual es y hacernos sus
aliados, no sus adversarios.
La vida está
siendo creada momento a momento y está siendo apoyada por el universo en su
totalidad. No podría ser de otra manera.
Las ideas de
lo que debería ser nuestra vida surgen de esa identidad artificial que llamamos
auto-imagen, que utiliza a nuestra mente para generar una nueva fantasía tras otra,
que son los obstáculos para abrazar lo que realmente está pasando.
Aliarse al
universo, del que indudablemente somos parte, y fluir en la incesante creación
de aquello que llamamos nuestra vida constituye un acto poderoso y
profundamente sabio.
Cuando nuestro
centro de gravedad energético está
alineado con el flujo de la vida, podemos sentir amor, poder y libertad. Y
somos entonces como una gota de agua que celebra ser parte del océano.
Podemos vivir
nuestra vida a gran velocidad, saltando de experiencia en experiencia. Pero
¿qué pasaría si nos detuviéramos a vivir las experiencias, sintiéndolas a fondo
y honrando cada cosa que nos sucede? ¿Qué pasaría si, en vez de gastar energía
tratando de realizar nuestros planes, predicciones o grandes ideas, aceptáramos
que, en realidad, esos planes y esas ideas son parte del mismo universo que se
re-crea a través de nosotros?
Si pudiéramos
aceptar esto como un hecho, nos invadiría una gran tranquilidad, porque nos
daríamos cuenta de que lo que tenga que ser será, y lo que deba ser hecho se
hará, a través de nosotros.
A través de
generaciones, en virtud del proceso de programación y de condicionamiento
individual, hemos aprendido a creer que, si nosotros no hacemos que suceda algo,
ese algo no va a suceder. Pienso que eso es como regar el jardín cuando llueve.
La actitud
interna de fluir con la vida requiere un gran poder creativo. Aliarse a los
movimientos del universo tal como se manifiesta en lo que llamamos nuestra vida
implica permitir que ocurran poderosos cambios, cambios que ya están ahí,
esperando que se les permita ocurrir, de acuerdo con otro plan que puede no ser
comprendido por nuestra mente condicionada.
En su libro
The Power of Now, ‘El poder del ahora’, Eckhart Tolle recomienda qué hacer
cuando en nuestra vida sucede algo que nos molesta o incomoda. Sostiene que, cuando
estamos en paz con nosotros mismos, fluyendo con la vida, siempre tenemos tres
opciones que podemos ejercer que no implican sufrimiento. Sin embargo, lo más habitual
es que elijamos una cuarta y es, precisamente, sufrir.
Esas tres
opciones son:
1. Cambiar lo
que no me gusta o pedir por lo que quiero, estando dispuesto a recibir un “no”
y a negociar si es necesario. Significa, pues, usar todos los medios posibles
para cambiar la situación. Si tengo frío, me abrigo. Si tengo hambre, como. Si
no tengo comida, la busco o la pido. Si estoy enfermo, busco la manera de
mejorarme, etcétera. Si se trata de algo que me molesta en una relación con
alguien, utilizo comunicación consciente, es decir que hablo de manera honesta,
expresando cómo me siento y cuáles son mis necesidades. Hago todos los requerimientos
necesarios, sabiendo que me pueden decir no a todo lo que pido, pero también
que me pueden decir sí.
Implemento
todos los cambios necesarios, en el convencimiento de que, si son posibles,
significa que el universo los está apoyando. En otras palabras, el universo
está creando los cambios a través de mí.
Ahora bien, si
hago todo lo posible y aun así me es imposible cambiar la situación, entonces
tengo dos opciones más, siempre estando en paz conmigo mismo…
2. Aceptar
total y profundamente lo que está sucediendo y estar en paz con ello, sin
culpar a nadie ni quejarme de nada. Esto no es resignarse ni tolerar, ni
capitular, lo que implicaría generar contracciones emocionales de tristeza,
resentimiento, culpa o miedo. Cuando aceptamos la vida y nos aliamos a ella,
encontramos la manera de disfrutarla tal como es.
Aceptar, ceder
y entregarse después de haber tratado de hacer todos los cambios posibles –o
incluso mientras aún los estamos intentando– nos provee de muchísima energía y
nos hace más creativos.
En virtud de
la ley de atracción, atraemos a nuestra vida energías similares a la nuestra.
Esta actitud puede brindar muchísima paz interna y fuerza en casos de
enfermedades crónicas o terminales, discapacidades físicas sin remedio, la
muerte de un ser cercano, tragedias o accidentes. Además, aumenta las
posibilidades de nuestro cuerpo de curarse a sí mismo, puesto que no estará gastando
fuerza vital en dolor imaginario.
Incontables
son los ejemplos de personas que han mejorado de manera sorprendente su calidad
de vida, simplemente al encontrar paz interior y al haberse aliado a la vida,
en lugar de resistirla.
Pero, aun si
no puedo cambiar lo que no me gusta y me es imposible aceptar. Alejarme de la
situación es la tercera opción que puedo tomar experimentando paz interna.
Lo importante
es tener claro que no vamos a negociar nuestro estado de paz interior a ningún
precio. Sin embargo, hacerlo no es tan fácil como decirlo.
El obstáculo
principal estamos programados para ser víctimas, para quejarnos y sufrir, y
ésta es la cuarta opción, la que casi siempre elegimos.
Lo vemos todo
el tiempo y lo hemos visto mientras crecíamos. Vimos a nuestras familias, a
nuestros maestros y a muchos otros sufrir y no disfrutar de sus vidas, y nos convencimos
de que eso es natural y normal. “La vida es sufrimiento”, dicen, y todos
estamos de acuerdo, lo creemos y lo transformamos en una verdad.
Sólo puede ser
natural y normal en tanto y en cuanto seamos inconscientes de quiénes somos y
de qué somos en verdad. Cuando creemos que somos lo que no somos, vivimos la
vida desde la mentira. Y, cuando nos
mentimos, la consecuencia natural es el sufrimiento.
Cuando
ignoramos que podemos elegir y ejecutamos siempre la misma opción, la de ser
víctimas, es casi imposible vivir en paz con nosotros mismos. En otras
palabras, sin saberlo estamos eligiendo quejarnos y estar ansiosos o preocupados.
Estamos optando por juntar resentimiento, por acusar y culpar a los demás,
optando por mentir y es esconder, y usando muchas otras estrategias para no
tomar responsabilidad por nuestras vidas.
EJERCICIO
Área:...........................................................................
1.¿Hay algo
que puedo cambiar al respecto? Sí No
2. Puedo cambiar..............................................................
3. ¿Estoy
dispuesto a hacer el cambio? Sí No
4. ¿Puedo
aceptarlo? Sí No
5. ¿Estoy
dispuesto a aceptarlo? Sí No
6. ¿Elijo
removerme de esa situación? Sí No
7. ¿Estoy
dispuesto a hacerlo? Sí No
Una
sugerencia: hazlo primero con algo fácil
CMR (Liberacion de la memoria Celular)
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