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domingo, 16 de septiembre de 2018

Química del miedo/química del amor (Bruce Lipton)



Somos nuestros propios biólogos: tu cerebro libera los químicos en la sangre, la sangre es el medio de cultivo que alimenta las células, si cambias la composición de tu sangre, cambias el destino de tus células (este fue un experimento que hizo como biólogo hace 40  años). 

Cierra los ojos y mira a alguien que amas, cuando ves a alguien que amas, liberas oxytocina, dopamina (químico de placer y para unir), vasopresina, hormona del crecimiento, si tomo estos químicos del amor y los pongo en un platillo de cultivo, mis células crecen hermosas. 

Pero, si cierras los ojos y ves algo que te asusta, sientes miedo, y ahora el cerebro segrega otros químicos, cortisol, norepinafrina, citosina, histamina, si pongo estos químicos en el plato de cultivo, hacen que mis células paren de crecer, cuando sientes amor, tienes salud y cuando sientes miedo, paras el crecimiento del sistema y ahí es cuando te empiezas a enfermar, la diferencia entre crecimiento y protección y el miedo, es la química.  Esa química viene de la interpretación, de tu percepción, lo que ves es lo que cambia la química, lo que interpretas y te dices de lo que ves.  

Los descubrimientos de B. Lipton (biólogo celular norteamericano- La biología de la creencia), indican que la mente controla las funciones del cuerpo,, y esto implica que nuestro cuerpo puede ser modificado en a medida en que cambiamos  nuestra forma de pensar.  Nuestras creencias interactúan con la afinidad de probabilidades del universo cuántico, y estas afectan las células en nuestro cuerpo, contribuyendo a la expresión de diferentes potenciales genéticos.  

Ese mecanismo funciona así: existen proteínas que están a ambos lados de la membrana celular, las proteínas de la superficie externa de la célula, son receptivas a las fuerzas externas, incluso a los cambios bioquímicos en el cuerpo (producto de los diferentes tipos de pensamientos y emociones). Estos receptores externos afectan, a su vez, las proteínas internas de la célula alterando su estructura molecular.

Los dos tipos de receptores funcionan como  un enrejado que se puede contraer y expandir. El grado de expansión, determina el tamaño y la forma de las moléculas (llamadas proteínas emisoras), que pueden pasar a través de dicho enrejado. El complejo receptor-emisor por sí mismo actúa como un interruptor molecular aceptando las señales del ambiente celular que desenvuelven el ADN (Ácido desoxirribonucleico), desactivando la funda de proteínas que lo cubren. 

B. Lipton descubrió algo revolucionarios  y es que el ADN no es quien controla la biología de las células, sino la funda de las proteínas que lo cubre, además es la responsable del encendido y apagado o apagado de los genes. Esta funda depende más de las señales del medio ambiente, que se dan afuera y adentro de la membrana celular, que de la información genética en sí misma. 

La evolución ha suministrado muchos mecanismos de supervivencia. Estos pueden dividirse en dos grandes categorías funcionales: crecimiento (desarrollo), y protección. 
Estos mecanismos son comportamientos fundamentales necesarios  para la supervivencia de cualquier organismo. 

El crecimiento es de vital importancia, incluso aunque seas un adulto, cada día miles de millones de células de tu cuerpo se deteriora y necesita ser reemplazas. Por ej.   el revestimiento celular del estómago  se renueva cada 72 hs., a fin de mantener esa continua renovación celular, tu cuerpo necesita   consumir una considerable cantidad de energía todos los días. 

Al igual que las células, los seres humanos inhiben inevitablemente su crecimiento cuando cambian a modo de protección. Si estas huyendo de un tigre, no es bueno desperdiciar energía en crecer, sino que guardas esa energía para sobrevivir, para la reacción lucha / huida. La redistribución de las reservas de energía para incrementar la respuesta de protección, tiene como consecuencia ineludible una disminución del crecimiento.

Además de distribuir la energía con el objetivo de sustentar los tejidos y los órganos necesarios  para la respuesta de protección, hay una razón adicional para inhibir el crecimiento: los procesos de crecimiento requieren de un intercambio libre de información entre el organismo y el medio, por ej. se comen alimentos y se excretan productos de deshecho. Sin embargo, la protección requiere del cierre completo del sistema, un muro que aleje al organismo de  la supuesta amenaza. 

La  inhibición del proceso de crecimiento, también resulta debilitante, ya que el crecimiento es un proceso, que no solo consume energía, sino que es necesario para producir energía. Como consecuencia, una respuesta de protección mantenida inhibe la producción de energía necesaria para la vida, cuanto más tiempo se mantenga el modo de protección, mas se reducirá el crecimiento. 

Puedes sobrevivir a la tensión que provoca cualquier amenaza, pero la inhibición crónica del crecimiento compromete en forma grave tu vitalidad. Hay que tener en cuenta que para experimentar a fondo la vitalidad, se necesita algo más que eliminar el estrés de la vida. 
Es una sucesión constante de crecimiento  y de protección, eliminar el estrés solo se colocaría en un punto neutral. 

Para prosperar de verdad, no solo hay que eliminar los agentes estresantes, sino que debemos buscar de modo activo la alegría, el amor y llenar nuestra vida de estímulos que desencadenan los procesos de crecimiento. 



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